3 métodos tradicionales de molienda de granos

SSergio 19 de enero de 2024 7:07

La molienda de granos es una práctica antigua que ha servido como base para la alimentación en muchas culturas. Aunque hoy en día existen métodos industriales que facilitan este proceso, los métodos tradicionales siguen siendo valorados por su capacidad para conservar los nutrientes y el sabor del grano. A continuación, analizaremos tres de estos métodos tradicionales de molienda de granos.

Molienda en molino de piedra

El molino de piedra, también conocido como molino de grano, es uno de los utensilios más antiguos utilizados en la molienda. Este método se caracteriza por utilizar dos piedras, una fija y una móvil, entre las cuales se muelen los granos. La molienda en molino de piedra es especialmente valorada por su capacidad para conservar la temperatura del grano, evitando así la pérdida de nutrientes.

Molienda en metate

El metate es un utensilio tradicional de México y América Central, utilizado desde tiempos prehispánicos para la molienda de granos, especialmente el maíz. Este método implica la trituración del grano sobre una superficie plana y rugosa, generalmente de piedra, mediante un cilindro también de piedra llamado mano.

Molienda en mortero

El mortero es otro de los métodos antiguos de molienda. Este utensilio, compuesto por una taza de piedra, cerámica o madera y un objeto pesado llamado mazo, se utiliza para machacar y moler los granos. Aunque requiere más esfuerzo que otros métodos, la molienda en mortero permite controlar la textura del grano molido y conservar su sabor y nutrientes.

Método Utensilio Beneficios
Molienda en molino de piedra Molino de piedra Conservación de nutrientes, control de la temperatura del grano
Molienda en metate Metate y mano Tradición cultural, ideal para la molienda de maíz
Molienda en mortero Mortero y mazo Control de la textura, conservación del sabor y nutrientes

La elección del método de molienda dependerá de cada persona, de los granos que desee moler y de la textura que busque. Sin embargo, todos estos métodos ofrecen beneficios que van más allá de la simple obtención de harina: nos conectan con nuestras raíces, nos permiten valorar el trabajo manual y, sobre todo, nos brindan la posibilidad de disfrutar de alimentos más sabrosos y nutritivos.

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